La grandeza no
consiste en dónde estamos parados sino en la dirección en que nos movemos.
Necesitamos navegar algunas veces a favor del viento y en otras ocasiones, en
su contra, pero tenemos que navegar y no ir a la deriva, o simplemente yacer o
anclar.
Mayra Jemina
martes, 11 de diciembre de 2012
martes, 27 de noviembre de 2012
viernes, 7 de septiembre de 2012
Cuanto
tiempo se puede aguantar un amor no correspondido? Cuanto tiempo nos podemos
mentir a nosotros mismos creyendo que amamos cuando en realidad estamos
obsesionados con esa persona? Obsesionada con volver a sentir el calor de sus
manos, la calidez de sus besos, la paz que la profundidad de sus ojos me
trasmitían, y quien sabe cuantas otras locas
obsesiones entorno a el extrañe.
Pero son solo eso, son obsesiones, no es amor, es
querer algo por que lo vemos y no podemos creer que no sea nuestro, que no lo
tengamos si nos va perfecto, que no lo tengamos si tenemos todas las
posibilidades de que sea nuestro. Podes tenerlo todo, pero no tenes eso que querés
ya, ahora, y es como si tuvieras nada. Como si todo girase alrededor de eso que
te falta ahora, que no te es necesario, pero vos lo necesitas como el aire.
No lo quiero, no siento nada. Pregúntame por esa
obsesión, no se que decirte, no, en realidad si se que decirte, me doy pena,
obsesionada con algo que no tiene sentido, nunca tuvo sentido esa obsesión.
Siento pena por su orgullo, siento pena por la importancia que le di. Siento
pena de todo, de nada y de mucho. Me da pena que al fin y al cabo, fue eso, una
simple y minúscula obsesión.
jueves, 23 de agosto de 2012
martes, 21 de agosto de 2012
Tiene miedo de
volver la cabeza y mirarla de nuevo, por si acaba convertido en una estatua de
sal. No le importaría, el precio para poder verla un instante es barato. La
mira y descubre sus lágrimas ahogadas, contenidas, y eso es superior a todo lo
demás. Da un paso, se detiene ante él, sube la mano hasta acariciarle la
mejilla, y cuando ella cierra los ojos, temblando le da un beso en los labios.
Se entre abren como la puerta del paraíso. Él pasa al otro lado de la ventana e
inicia el descenso sabiendo que allá arriba ha dejado algo más que el corazón.
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