sábado, 18 de diciembre de 2010

Amante Desatado


"— Voy a amarte tanto y durante tanto tiempo que te vas a convencer de que ninguna cosa terrenal pudo haber unido nuestros destinos."
Vishous a Jane, Amante Desatado, p. 482
 

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Enrique VIII y Ana Bolena

        Ni bien Enrique poso los ojos sobre Ana se enamora de ella, pero Ana tenia bien en claro que no seria su amante como lo fue su hermana Maria Bolena.
       Tenía unos ojos hermosos, una gracia única; su facilidad para tocar instrumentos musicales, bailar y declamar la hacían una mujer muy atrayente. Obviamente, Enrique se enamoró de ella, incluso se separó de la Iglesia Católica, de la cual lo habían llamado "Defensor" para poder dejar a su legítima esposa, Catalina de Aragón y declarar bastarda a su hija María Tudor. Asesorado por Thomas Cromwell se declara Jefe de la Iglesia en Inglaterra e instituye el Anglicanismo. Y así, el 25 de enero de 1533 por la noche, sin invitados ni avisos, contrae matrimonio con Ana Bolena, creada Marquesa de Pembroke por el rey, para que ella tuviera un rango noble. Ana se vengó del Cardenal Tomas Wolsey, consiguiendo que Enrique lo mandara a la Torre y le quitara su palacio de Hampton Court y sus bienes, esto es una demostración de que la ambición y el poder habían hecho presa de Ana.


       "La Más Feliz de las Mujeres" como ella misma se llamó al poder casarse con Enrique. Intentó con ahínco tener un heredero y, por fin, cuando quedó embarazada, una bruja le vaticinó que tendría el más grande monarca inglés. Sin embargo, tuvo una niña a la cual llamó Isabel, como la madre de Enrique. Enrique se decepcionó muchísimo, inclusive dijo que había sido embrujado por ella y que le había mentido. Ana intentó tener otro heredero, el cual perdió, y con él también su favor ante el rey, quien ya había conocido a una de sus damas de compañía, una mujer regordeta y no muy agraciada cuyo lema era "Nacida para obedecer y servir". Esta mujer era Juana Seymour, apoyada por el partido que no quería a los Bolena.
       Una multitud se agolpa en el Green, han venido desde lejos, para ver la muerte de su Reina, a la que nunca quisieron.
       Thomas Cromwell, el mismo que había ayudado a Enrique a idear cómo deshacerse de Catalina de Aragón, concibe un plan para deshacerse también de Ana. Le cuenta al rey que Ana tiene romances con su músico, Smeaton, sus amigos e inclusive con su propio hermano, George. A su músico lo torturan y confiesa tener amoríos con la reina. Jane, su cuñada y esposa de George, apoya todas las acusaciones por celos y llevan a juicio a Ana, reina de Inglaterra. Su padre, hombre ambicioso y muy cruel, no sólo le indicó que debía obedecer en todo al rey, sino que la abandonó e inclusive declaró contra ella en el juicio.
      El 2 de mayo de 1536 es detenida y conducida a la Torre de Londres, y en su juicio es declarada culpable de adulterio, incesto, herejía, traición y actos contra el rey; no había otra opción, el rey ya no la quería, ahora tendría una nueva reina y nunca quiso escucharla. La mandó a la Torre de Londres y le arrebató a Isabel, nombrándola bastarda (17 mayo 1536).
     Ana le envió una carta a Enrique pidiéndole piedad aún antes de la ejecución, la cual fue interceptada por Cromwell y destruida. Ana, como toda una reina, como siempre había sido, altiva y con una gran dignidad, se presentó el día de su ejecución con el cabello levantado y demostrando una gran entereza.


       Llueve, aunque es mayo, una mujer morena y alta, vestida de damasco azul, es conducida hacia el cadalso, en las pocas escaleras que la separan de su final, reza para si misma y llora en silencio.
Cuando ha alcanzado el final, mira hacia atrás sus damas de compañía la colocan una cofia blanca, sobre sus negros cabellos, antes de arrodillarse, pronuncia unas palabras:


      "Buena gente cristiana, he venido aquí a morir, de acuerdo con la ley, y por la ley me juzga a morir, y por lo tanto voy a hablar nada en contra de la misma. He venido acá para acusar a nadie, ni a hablar nada de que, de lo cual se me acusa y condena a morir, pero Dios salve a rezar el rey y le envía a largo reinado sobre usted, por una suave ni un príncipe fue más misericordioso nunca: para mí y nunca fue una buena, una suave y soberano señor. Y si cualquier persona se entrometan de mi causa, me obligan a juzgar la mejor. Y así me tomo mi salir del mundo y de todos ustedes, y yo deseo sinceramente a todos a rezar por mí. Señor ten piedad de mí, a Dios encomiendo mi alma.
Todo el mundo se estremece, hasta el mismo verdugo, pues hay mucha elegancia en ella.
Se arrodilla, una espada traida desde Francia, el mismo país, que tanto amaba la Reina, va a ser ahora la mortifera arma que va a acabar, con su vida se alza hacia el cielo, cada vez más y más, un rayo de sol la alcanza y destella, por un momento.
Y entonces en lo que dura, un parpadeo, cae.

       Empieza a llover, como si el cielo llorase, por la Reina, que se va. Y una paloma,blanca salida de nadie sabe donde alza su vuelo. Todo ha terminado, la muchedumbre se retira unos llorando, otros riendo y en júbilo. "Ha sido la Reina de Inglaterra, y ahora sera la Reina en el cielo", dijo alguien.
                                     

 
  "No le dará ningún trabajo: tengo el cuello muy fino ".
Palabras de Ana Bolena, tras la comunicación de que iba a ser decapitada, por orden del rey y su marido Henry VIII.

Por siempre Reina
Ana Bolena.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Amantes de Teruel


           En los primeros años del siglo XIII vivían en la ciudad de Teruel Juan de Marcilla e Isabel de Segura, cuya temprana amistad se convirtió pronto en amor. Ella es de una familia importante, él es hijo segundo de otra más modesta. Sin embargo, el padre de Isabel accede a darle cinco años de tiempo para enriqueciese, tras los cuales y con este requisito podrá desposar a Isabel. El mismo día que cumple el plazo, Diego regresa a Teruel.
          Al poco de llegar, es informado de que el ambiente festivo y engalanamiento de la villa se debe a que Isabel de Segura acaba de desposarse. La presión de la familia y un pretendiente muy principal, han acelerado el enlace. Los sentimientos de Diego son contradictorios: cólera, pesar, desazón, rabia... Decide ir al encuentro de su amada, para escuchar de su boca que se ha casado con Pedro Fernández de Azagra.   Juan logró entrevistarse con Isabel en su casa y le pidió un beso; ella se lo niega y el joven muere de dolor. Al día siguiente se celebraron los funerales del joven en San Pedro; entonces, una mujer enlutada se acercó al féretro: era Isabel, que quería dar al difunto el beso que le negó en vida;  se acerca al cuerpo de su amado y observa los labios entre abiertos, la joven posó sus labios sobre los del muerto y repentinamente cayó muerta junto a él.
         Juan de Avalos esculpió las estatuas yacentes bajo las que reposan ahora las momias. La fría serenidad de los Amantes, cuyas manos no llegan a juntarse, es símbolo de un amor que desborda los conceptos humanos.

martes, 7 de diciembre de 2010

Amante Despierto

— Hasta que tú me encontraste, estaba muerto aunque respiraba. Estaba ciego, aunque podía ver. Y luego tú llegaste… y desperté.

Amante Despierto, Capítulo 49